BUENOS AIRES.- “Es un año muy especial para mí”, calificó Delfina Pignatiello. La mejor deportista del año elegida por el Círculo de Periodistas Deportivos de Buenos Aires tiene un currículum impactante como nadadora, y una edad corta. Esos factores hacen que llame la atención su tímida calificación, pero al mismo tiempo es comprensible. Ella sabe y lo demostró: el mejor año está por venir, por eso 2017 fue simplemente especial. La sanisidrense, de apenas 17 años, se consagró con una fantástica actuación en el Mundial Juvenil de Indianápolis, Estados Unidos, lo que le valió convertirse en la ganadora de la estatuilla dorada más joven de la historia junto a la que conquistó Gabriela Sabatini en 1987.
En ese torneo, la argentina consiguió dos medallas de oro: una en los 800 metros libres, con récord sudamericano, y otra en los 1.500 libres, con la que estableció una nueva plusmarca en el país. También se trajo la presea de plata en los 400 metros libres. Fue el momento en el que Pignatiello plasmó todo el esfuerzo y la dedicación que le brindó a la natación desde sus primeros años de vida. Su vínculo con el agua se estableció siendo bebé, pues su madre María Paula -instructora de natación- la sumergió en el agua antes que diera sus primeros pasos.
Delfina descubrió durante su infancia que la natación era su gran pasión, por ello pasaba su tiempo libre en el agua compitiendo imaginariamente contra ella misma y con todo aquel que se le cruzara en una piscina. Sin embargo, por decisión de su mamá, debió esperar hasta los 12 años para tener su bautismo competitivo. Recién un año más tarde estuvo lista para afrontar su primer torneo nacional como federada, en el que salió duodécima en la prueba de 200 metros espalda.
Súper profesional
Su carrera dio un salto cuando se vinculó con su actual entrenador, Juan Carlos Martín, con quien incorporó los valores de una atleta profesional. Pignatiello entendió que para sobresalir en el deporte debía realizar un esfuerzo mayúsculo y no tuvo dudas de postergar los placeres y divertimentos que se permiten la mayoría de las chicas de su edad. Adiós a las salidas nocturnas y también al viaje de egresados en Bariloche. La noche para ella es el inicio de cada jornada de trabajo. El despertador le suena a las 4.50 y cuarenta minutos después ya está sumergida para entrenarse dos horas antes de ir al colegio Cardenal Spínola de San Isidro.
Acaso ese nivel de esfuerzo fue el que le permitió trascender en su actividad y ganarle a su ídola, la húngara Katinka Hosszú -campeona olímpica en Río de Janeiro 2016-, en el reciente Mundial de Pileta Corta en Windsor, Canadá. Ese compromiso, combinado con la necesaria dosis de talento, es el que la ubica como la gran protagonista argentina para los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 y una enorme esperanza para Tokio 2020. Ya sea dentro o fuera de una pileta de natación, Delfina deja su marca y a sus 17 años de edad se perfila para ser una de las grandes deportistas argentinas del futuro. (Télam-DPA-Especial)